En primer lugar, mencionó que la cárcel no es una institución aislada de la sociedad, sino que funciona como su espejo. Las personas que están privadas de su libertad son el resultado de lo que sucede en las calles.
No obstante, aclaró que no podemos referirnos solamente a presos en general porque no todos son iguales, teniendo en cuenta el motivo por el que ingresan.
Existen los “presos comunes”, quienes por robos u homicidio simples ingresan a la cárcel y desarrollan la mayor cantidad de actividades para poder reinsertarse. Pero están también los denominados “presos con patologías”: violadores, psicópatas, entre otros. A ellos se los aísla dentro de la misma cárcel y son quienes tienen más dificultades para reinsertarse. Estas “patologías” no se pueden curar, sólo controlarse.
El oficial Domínguez se refirió también al narcotráfico. Esta problemática tiene toda una cuestión de fondo, principalmente vinculada a las necesidades económicas. En la cárcel hay muchas “mulas”, es decir, quienes se encargan de distribuir la droga. Estas personas, a diferencia de los grandes narcotraficantes, muchas veces no tienen otra opción.
Puso énfasis en la cuestión general del país y explicó que muchos de los presos son producto de la mala situación, ya que para poder sobrevivir deben acudir a robar, matar, vender drogas, etc.
Otro aspecto al que hizo referencia es el vinculado a las visitas que reciben los presos. Al ver pasar un señor que se retiraba con su hija recién nacida, expresó que es incoherente e ilógico que desde chicos los vayan acercando a esos ambientes, ya que van creando hábitos o “naturalizando” la cuestión del delito.
Por otra parte, habló del HIV, como un tema que es sumamente tratado en la cárcel mediante campañas de prevención. Hizo hincapié en que no sólo les puede incumbir a los presos, sino que es también una problemática que nos toca a todos. Además, realizó una comparación con la época en que las personas enfermas de lepra eran separadas y sometidas a vivir en soledad. “Hoy es lo mismo, antes se las aislaba por leprosos, hoy por tener sida”.
Mencionó que para los presos que son portadores se les hace un seguimiento especial, ya que muchas veces son dejados de lado hasta por la propia familia, esto les provoca ira y resentimiento; y lamentablemente, una vez que cumplen su condena, lo primero que hacen es infectar a otros.
Con respecto a la comunicación, el guardiacárcel apuntó que la tarea que estábamos realizando es muy importante para ellos porque mostramos la otra cara de la moneda, que casi nunca se muestra, que es que existen muchas actividades tendientes a reinsertar a un preso a la sociedad de la cual salió. Expresó, además, que es muy valorable nuestra actividad ya que los medios de comunicación crean temas para vender, en vez de mostrar las cosas como son.