Dictadura y Discurso

Estábamos con mi familia sentados en la mesa dispuestos a almorzar cuando mi hermano nos viene con la novedad: “En la escuela me dijeron que los militares mataban y torturaban a la gente. También violaban a las mujeres, les sacaban sus hijos y se los adueñaban. Papi, ¿vos qué hacías en esa época?”
Naturalmente, todos quedamos atónitos ante la reacción de mi hermano. El discurso poco claro que le habían dado en la escuela le había hecho pensar que mi papá era un torturador.
Afortunadamente, mi hermano siempre pregunta sobre aquello que duda. Pero, ¿si no fuera así? ¿Se habría quedado con la idea de que mi papá es un torturador, un violador y un asesino?
Mi papá es militar y, aunque en la época de la dictadura era apenas un adolescente, suele tener una mirada bastante derechista con respecto a este período. Por otra parte, yo siempre fui a una escuela pública, en la que muchos de los profesores -a partir de su tendencia centroizquierdista- nos contaron lo que había pasado en aquella época. En ese contexto, no me fue muy sencillo formar una opinión propia en relación a lo acaecido durante la última dictadura militar. Sin embargo, esto me posibilitó tener una visión bastante crítica al respecto.
No desconozco que durante la última dictadura hubo miles de muertos y desaparecidos. Entiendo, también, que entre ellos hubo inocentes. Comprendo, incluso, que aquellos que no eran inocentes, tenían el derecho de ser juzgados a partir de las leyes del país.
Sin embargo, me parece que hoy en día se cuenta una sola parte de la historia: la de los “inocentes muertos y desaparecidos”…
Claro, es sencillo acusar: “Los militares estaban en el poder, lo que presenciamos no fue una guerra civil, sino un terrorismo de Estado”. Yo me pregunto: los militares -muchos de ellos subordinados que no tenían nada que ver con las decisiones que se tomaban-, sus FAMILIAS Y AMIGOS CIVILES muertos por las bombas que lanzaban los montoneros, ¿también estaban en el poder?
¿Esto no es, acaso, querer reprimir una parte de la historia y mostrar un solo discurso? Y, lamentablemente, se ha logrado el cometido: en las escuelas, universidades, medios de comunicación se oye una versión, la que favorece a las víctimas de un solo bando y, a la vez, culpa a los militares de la tragedia.
Para nada estoy justificando las muertes y las desapariciones. Mi discurso se dirige a lo que pasa hoy en día.
Claramente, escribir un texto para reflexionar sobre la última dictadura militar es complejo porque implica, no sólo enfrentarse a dos voces claramente opuestas, sino también, tomar una postura al respecto. Porque reflexionar no es simplemente historizar; reflexionar es comprometerse, es estar dispuesto a poner algo de lo propio.
Y en esta problemática de la memoria, es clave reflexionar. Porque un pueblo que no se compromete con aquello que fue y que lo constituye, se olvida quién es. Como dice Töpf en su texto La memoria arrasada:
“Si recordar, resignificar, olvidar, son hechos naturales de la condición humana, que nos permiten ir construyéndonos y reconstruyéndonos continuamente, en nuestras diversas circunstancias, la manipulación social del recuerdo y del olvido, la distorsión buscada ex profeso, es entonces un ataque a nuestra condición misma de Persona (…) Es un modo de alienación colectiva, también de alienación de la Historia, y por cierto, es un modo de construir Ideología que nos confunda.”

5 de abril de 2010
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Bibliografía
TÖPF, José: "La memoria arrasada", Revista Encrucijadas, Universidad de Buenos Aires.